En el siglo XVII, la capital de Perú, Lima, desde su incursión colonial marcó como impronta las creencias judéo cristianas. Esta ciudad, desde sus primeros comienzos estuvo acompañada por inmigraciones variadas, por entonces estaba en lento crecimiento y muy lejos de su población actual, 7 millones de habitantes.
Entre los inmigrantes que recibía se encontraban los esclavos de las costas africanas. Los que, a pesar de la colonización occidental, mantenían en su espacio íntimo, agrupaciones o cofradías que practicaban religiosidades que respondían a sus memorias culturales.
A mediados del 1600, los africanos-americanos de origen angolés, se ubicaron en la zona de la ciudad denominada: Pachamamilla. Este nombre recuperado de la pre-hispanidad, corresponde a la ubicación de los nativos del pueblo del Pachacamac. En estas tierras la cofradía afro-americana, Pachamamilla, levantó una edificación en la que uno de los angoleños pintó sobre la pared una preciosa imagen de Cristo con piel morena.
Hay varias historias que circundan la supervivencia de esta pintura, ante el rechazo colonial. El culto fue extendiéndose y se magnificó luego del 13 de noviembre de 1655. Ya que, después del gran terremoto ocurrido ese día por la tarde, dónde se derrumbaron muchas construcciones y hubo miles de muertos, los humildes pobladores de la cofradía de Pachacamilla reforzaron sus esperanzas de sobrevivir a través de un milagro: el muro de adobe con la imagen del Cristo Moreno permaneció en pie, perfecta. Los miembros de la corte, criollos y pobladores limeños de todos los sectores sociales y culturales se arrodillaron ante el gran Señor de los Milagros.
hola tienen algun mail de contacto ya que quiero dirigirme a ustedes por esa via y poderles contar algunas cuestiones academicas con relacion a mi estudio. Por cualquier motivo dejo mi mail: lucasmarquezk@hotmail.com
ResponderEliminarSaludos!!!
Hola Lucas,
ResponderEliminarnuestro mail es semanadelperuencordoba@gmail.com
estamos en contacto!!